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¿Ha perdido el norte Amnistía Internacional? (tercera parte)
Par Norman Finkelstein
Mondialisation.ca, 07 octobre 2015
byline.com 17 juillet 2015
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Parcialidad de las pruebas

El hecho de que Amnistía Internacional (AI) cite fuentes oficiales israelíes produce unos resultados sesgados que otorgan validez a la propaganda israelí en perjuicio de Hamas. En algunos casos más creíbles simplemente se ignoran las pruebas contrarias. En su exagerado repertorio del arsenal de Hamas, AI cita la acusación hecha por Israel de haber interceptado un barco que transportaba cohetes iraníes “destinados a Gaza”. Omite las conclusiones de un equipo de expertos de la ONU (de las que se informó ampliamente) según las cuales las armas no iban destinadas a Gaza sino a Sudán [1]. AI también repite la afirmación oficial israelí de que la invasión por tierra se emprendió para “destruir el sistema de túneles […], en particular aquellos en los que se había descubierto salidas cerca de zonas residenciales localizadas en Israel”, y de que los soldados israelíes evitaron en varias ocasiones que los infiltrados de Hamas atacaran comunidades civiles. Ignora pruebas contundentes, entre las que se incluyen declaraciones de una fuente procedente de un alto cargo del ejército y de un analista militar israelí que afirman que los combatientes de Hamas que salían de los túneles atacaban a los soldados israelíes, no a los civiles [2]. Según [el informe del gobierno israelí] 2014 Gaza Conflict, la salida de los túneles estaba “en comunidades residenciales o cerca de ellas” [3] a pesar de que cada caso de filtración de Hamas a través de los túneles acabó no un precipitado ataque a civiles sino en un enfrentamiento armado con combatientes israelíes.[4]

El uso que hace AI de fuentes oficiales israelíes es particularmente problemático cuando su efecto global es magnificar la culpabilidad criminal de Hamas y reducir la de Israel. Esta distorsión proviene en parte del hecho de que AI “equilibre” estratégicamente los actos. Israel prohibió a AI (y a otras organizaciones de derechos humanos) entrar en Gaza después de la OMP. Amnistía Internacional, “por consiguiente, tuvo que llevar a cabo la investigación en Gaza a distancia, con la ayuda de dos investigadores que estaban en Gaza”. En la práctica, esta restricción impuesta por Israel impidió en muchas ocasiones a AI comprobar la veracidad de exculpaciones oficiales israelíes. ¿Cómo resolvió AI este difícil reto? Normalmente AI informa de la acusación de un crimen de guerra israelí, después del desmentido israelí y a continuación pasa “neutralmente” a pedir una investigación adecuada sobre el terreno la cual, AI lo sabe muy bien, Israel nunca va a permitir. De este modo se deja al lector en un limbo perfecto y permanente respecto a la verdad. Cuando AI evaluó las acusaciones de que Hamas había violado el derecho internacional durante la OMP considera una prueba corroborante la anterior conducta incriminatoria de Hamas [5]. ¿AI debería haber contextualizado también las negaciones de culpabilidad de Israel con la salvedad de que cuando en el pasado se investigaron estas negaciones sistemáticamente resultaron ser mentiras flagrantes? De hecho, la investigación que llevó a cabo la Comisión de Investigación de la ONU sobre los ataques israelíes a las instalaciones de la ONU durante la OMP desmintió reiteradamente las afirmaciones de inocencia hechas por Israel. La neutralidad de AI acaba fomentando la falta de cooperación de Israel: si el hecho de permitir la entrada en Gaza de las organizaciones de derechos humanos les permite documentar los crímenes israelíes [6], ¿no es una prudente política de Estado el prohibir la entrada a todas estas organizaciones en conjunto y conformarse con un veredicto agnóstico de estas? Por último, hay un aspecto de la postura equidistante de AI que merece una atención especial. Cita profusamente las afirmaciones basura de la hasbara(propaganda) israelí, pero no informa ni una sola vez de las pertinentes conclusiones de respetadas organizaciones de derechos humanos de Gaza, como el Centro al-Mezan para los Derechos Humanos y el Centro Palestino para los Derechos Humanos (PCHR, por sus siglas en inglés) [7]. La sección metodológica del informe Unlawful and Deadly afirma: “Amnistía Internacional estudió documentación pertinente elaborada por agencias de la ONU, el ejército israelí y organismos gubernamentales israelíes, ONG israelíes y palestinas, grupos armados palestinos e informes de los medios de comunicación, entre otras fuentes, y consultó a relevantes expertos y profesionales antes de redactar el informe. Amnistía Internacional desea agradecer a las ONG israelíes y otros organismos israelíes que ayudaron a sus investigadores” [8]. Mientras que el informe presenta por extenso las afirmaciones del ejército israelí y de los organismos gubernamentales israelíes, uno busca en vano una sola referencia a las ONG palestinas.

El uso sesgado que hace AI de las pruebas en Unlawful and Deadly sutilmente atribuye a Hamas parte de la culpa de los crímenes más atroces cometidos por Israel durante la OMP:

Hospitales. Durante la OMP fueron totalmente destruidos o dañados diecisiete hospitales y 56 centros de atención primaria [9]Unlawful and Deadly señala el supuesto mal uso que hizo Hamas de tres de estas instalaciones:

1. Al-Wafa. Israel atacó reiteradamente y redujo a escombros el hospital al-Wafa, el único centro de rehabilitación de Gaza. No era la primera vez que Israel atacaba el hospital. Durante la Operación Plomo Fundido el hospital al-Wafa sufrió los impactos directos de ocho proyectiles de tanques, dos misiles y miles de balas, aunque Israel declarara, en flagrante contradicción, no haber tenido por objetivo a “terroristas” que emprendieran ataques “en las proximidades de un hospital” [10]. En esta ocasión AI cita la acusación de Israel de que el hospital al-Wafa era un “centro de mando”. Podría haber observado que el ser un “centro de mando” fue la coartada por defecto de Israel para atacar centros civiles durante la OMP [11] y que en otros contextos la propia AI había considerado que este pretexto era infundado [12]. Basándose en una fotografía aérea Israel afirmó que Hamas disparó un cohete al lado de al-Wafa. Sin embargo, AI concluyó que “la imagen twiteada por el ejército israelí no coincide con las imágenes de satélite del hospital al-Wafa y parece representar a un lugar diferente”. Parecería que esta conclusión echa por tierra la coartada de Israel, a no ser porque, siempre tan ecuánime, Amnistía concluye que “no ha podido verificar la afirmación israelí de que el hospital se utilizó para lanzar cohetes” y que se debería “investigar independientemente” la afirmación de Israel. En otras palabras, aunque se pueda demostrar que la única prueba en la que Israel basa su acusación es falsa, sigue estando abierto si la afirmación es cierta o no. Como suele suceder, finalmente el propio Israel dejó caer la acusación del [lanzamiento de un] cohete [13]. AI señala además que “según informes de los medios de comunicación […] se disparó un misil antitanque desde al-Wafa.” Los “informes de los medios de comunicación” citados por AI resultaron ser poco más que un comunicado de prensa oficial israelí puntualmente reproducido por el Jerusalem Post [14]. Resulta igual de instructivo lo que AI decide no citar. Si AI aduce la hasbara israelí como prueba creíble, ¿no debería haber citado también al director del hospital al-Wafa, que declaró a Haaretz que las afirmaciones israelíes eran “falsas y llevaban a error”, o al representante de la Organización Mundial de la Salud en Gaza, que reconoció la probable presencia de una “base de lanzamiento de cohetes en los alrededores” de al-Wafa, aunque mantuvo que estaba “a más de 200 metros del hospital”? [15] “Las fuerzas israelíes negaron haber apuntado directa e intencionadamente al hospital [al-Wafa] y afirmaron que trataban de neutralizar los ataques con cohetes desde las proximidades del hospital”, observó una delegación de la Federación Internacional para los Derechos Humanos (FIDH, por sus siglas en inglés) después de entrar en Gaza y analizar las pruebas. “Sin embargo, varios elementos indican que el hospital fue de hecho el blanco de un ataque directo e intencional por parte de las fuerzas armadas de Israel” [16]. Pero, disipando las dudas que pudieran poner en entredicho la inocencia de Israel, AI informa de que “una investigación interna del ejército israelí sobre sus ataques a al-Wafa […] concluyó que los ataques se habían llevado a cabo de acuerdo con el derecho internacional”. ¿No debería haber mencionado también que todas las principales organizaciones internaciones de derechos humanos, incluida AI, han desechado los resultados de las investigaciones internas israelíes por carecer de valor? [17].

2. Al-Shifa. Basándose en la prueba “creíble” de que Hamas había disparado un cohete desde la parte de atrás del hospital al-Shifa, AI pidió una investigación independiente. A continuación pasó a pedir una investigación sobre “otros informes y afirmaciones de que dirigentes y fuerzas de seguridad de Hamas habían utilizado las instalaciones del hospital con fines militares y para hacer interrogatorios durante las hostilidades”. Durante la Operación Plomo Fundido Israel había hecho acusaciones similares a esta, pero las pruebas que adujo para apoyarlo eran muy endebles [18]. En esta ocasión AI cita muchas fuentes de diferente calidad [19]. Sin embargo, lo que rotundamente no hace es citar fuentes que pongan en tela de juicio esta acusación. Ignoró el minucioso y convincente testimonio de dos respetados cirujanos extranjeros que habían trabajado como voluntarios en el hospital al-Shifa durante la OMP: aunque “pudieron moverse libremente por el hospital” no vieron indicios de que fuera un “centro de mando de Hamas” [20]. A petición de este escritor, una de las principales especialistas académicas mundiales sobre Gaza, Sara Roy de la Universidad de Harvard, consultó a varias de sus propias fuentes en Gaza, cuya integridad personal y profesional ella garantizaba. Todas ellas coincidían en que, aunque se habían disparado cohetes en los alrededores de al-Shifa (pero no desde el terreno del hospital), era extremadamente improbable que Hamas hubiera utilizado militarmente el edificio del hospital [21]. ¿Cómo fue que AI no diera cabida a estas opiniones contrarias de fuentes intachables? AI también informa del supuestamente incriminatorio rumor de que “un periodista palestino […] fue interrogado por agentes de la Seguridad Interna de Hamas en una parte abandonada del hospital”. Durante la OMP el hospital al-Shifa estuvo abarrotado hasta los topes con 13.000 personas sin hogar. Dado que el hospital permitía el acceso al equipamiento de noticias vía satélite (SNG), también sirvió de centro para los medios de comunicación, los portavoces políticos, funcionarios de la ONU, organizaciones de derechos humanos y otras ONG. Uno no puede dejar de preguntarse por qué en medio de una mortífera invasión extranjera se debería considerar intrínsecamente siniestro justificar una investigación de derechos humanos si la parte asediada pregunta (no maltrata o intimida físicamente, solo pregunta) a alguien en unas instalaciones abarrotadas por una enorme cantidad de personas, algunas de las cuales se supone que son espías, saboteadores y provocadores que deseaban la derrota de Hamas, rezaban por ello y se esforzaron activamente por lograrlo [22]. ¿Ni siquiera se le permitía a Hamas llevar a cabo las funciones ordinarias de seguridad? AI afirma rotundamente en su informe “Strangling Necks”: Abductions, torture and summary killings of Palestinians by Hamas forces during the 2014 Gaza/Israel conflict: “Las fuerzas de Hamas utilizaron las zonas abandonadas del hospital al-Shifa en la ciudad de Gaza, incluida la zona clínica para pacientes externos, para detener, interrogar, torturar y maltratar de otros modos a sospechosos”. La prueba que aduce AI para la más sensacionalista de estas afirmaciones (esto es, que Hamas torturó sistemáticamente a los sospechosos en al-Shifa) no es convincente [23]. También resulta sorprendente cómo esta cámara de tortura pudo pasar desapercibida a una multitud de periodistas, funcionarios de la ONU y ONG instalados en al-Shifa hasta que el solitario trabajador sobre el terreno en Gaza de AI llegó para adelantarse a todos ellos con la primicia. De hecho, ni siguiera [el informe israelí] 2014 Gaza Conflict, que está repleto de la propaganda y las mentiras más mayúsculas, llega a afirmar que Hamas utilizara al-Shifa para “interrogatorios del servicio de seguridad” [24]. No podemos dejar de recordar lo que vendió AI acerca de la sensacionalista propaganda de las “incubadoras” de Kuwait durante la preparación de la Primera Guerra del Golfo en 1991 [25]. Pero sea cual sea la verdad, en todo caso no tiene relación con la cuestión que nos ocupa, a menos que AI quiera afirmar que Israel atacó los hospitales de Gaza como gesto humanitario para proteger a supuestos colaboradores.

Norman G. Finkelstein

Fuente:   Has Amnesty International Lost Its Way? (Part 3) – Byline

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

 

Notas

[1] Louis Charbonneau, “UN Panel: Arms ship seized by IDF came from Iran, but not bound for Gaza”, Haaretz (28 de junio de 2014). [El informe del gobierno israelí] 2014 Gaza Conflict repite este dato erróneo respecto a las armas destinadas a Sudán (párrafo 54).

[2] Emanual Yelin, “Were Gaza Tunnels Built to Harm Israeli Civilians?”, +972 (11 de agosto de 2014), cita a Alon Ben David, “Inquiry Nahal Oz: The gate of the military post was unlocked, the pillbox door was open”, Channel 10 News (July 30, 2014; http://news.nana10.co.il/Article/?ArticleID=1072726), y a Tal Lev Ram, “‘It is Possible to Accomplish the Destruction of the Tunnels within 48 Hours’”, Army Radio (31 de julio de 2014; http://glz.co.il/1064-47425-he/Galatz.aspx). Véase también Amos Harel, “The Last War—and the Next”, Haaretz (1 de julio de 2015).

[3] 2014 Gaza Conflict, párrafos 91, 109, 119 (cf. párrafos 56, 85, 91, 220, y p. 42n130).

[4] Ibid., párrafos 96, 119.

[5] “[…] Los muchos incidentes específicos de ataques emprendidos muy cerca de edificios civiles de los que informaron las autoridades israelíes junto con relatos de periodistas en Gaza durante en conflicto y las conclusiones de investigadores de Amnistía Internacional que documentan rondas previas de hostilidades, indican que los ataques de grupos armados de Gaza lanzados desde dentro de zonas residenciales están lejos ser incidentes aislados”. (Unlawful and Deadly, la cursiva es nuestra).

[6] La propia AI señala que los “gobiernos que quieren ocultar al mundo exterior sus violaciones de derechos humanos han prohibido frecuentemente a AI acceder a los lugares en los que las han cometido” (Amnesty International, Families under the Rubble).

[7] La Misión Médica de Investigación rindió homenaje a la “independencia y credibilidad de los grupos locales de la sociedad civil como Al Mezan, PCHR” (p. 100).

[8] Se omite la lista de las organizaciones israelíes específicas que ayudaron a AI.

[9] Véase en especial Al Mezan Center for Human Right et al., No More Impunity: Gaza’s health sector under attack (2015).

[10] Finkelstein, “This Time,” p. 76.

[11] 2014 Gaza Conflict, párrafos 54, 129, 145, 151, 153, 254, 275, 277, 278, 280.

[12] Amnesty International, “Nothing Is Immune.

[13] 2014 Gaza Conflict, párrafo 129. Por cierto, el informe describe la destrucción del hospital al-Wafa por parte de Israerl como una “respuesta al disparo de una manera precisa y discriminada” (párrafo 285).

[14] “Los terroristas de Gaza lanzaron un misil antitanque contra las Fuerzas de Defensa de Israel desde el hospital Al-Wafa el jueves utilizando la estructura como base de ataque a pesar del ataque aéreo de Israel contra la estructura el miércoles tras disparos y misiles lanzados por Hamas desde ella. Las Fuerzas de Defensa de Israel respondieron al atraque y mataron a dos terroristas, y posteriormente la fuerza aérea atacó el edificio desde el que se había lanzado el misil. La fuerza aérea también atacó una estructura cerca del hospital Al-Wafa utilizada para almacenar armas y como centro de mando y de control” (Yaakov Lappin, “Terrorists Fire Anti-Tank Missile from al-Wafa Hospital in Gaza”, Jerusalem Post, 25 de julio de 2014).

[15] Gili Cohen et al., “Israel Bombs Empty Gaza Hospital, Calling It Hamas Command Center,” Haaretz (23 de julio de 2014); Medical Fact-Finding Mission [Misión Médica de Investigación], p. 50. En otro contexto de Unlawful and Deadly, AI cita a “un alto cargo de Hamas” referente a que los cohetes se dispararon “desde 200 o 300 metros” desde escuelas o hospitales, y también que “se cometieron algunos errores que se abordaron rápidamente”. Por supuesto, el valor probatorio de una declaración interesada de “un alto cargo de Hamas” es igual que el de una declaración de prensa del ministerio israelí de Exteriores, [es decir] nulo.

[16] International Federation for Human Rights (FIDH), Trapped and Punished: The Gaza civilian population under Operation Protective Edge (abril de 2015), p. 40.

[17] Véase e.g., B’Tselem (Israeli Information Center for Human Rights in the Occupied Territories), Israeli Authorities Have Proven They Cannot Investigate Suspected Violations of International Humanitarian Law by Israel in the Gaza Strip (http://www.btselem.org/accountability/20140905_failure_to_investigate). En su carta adjunta al resumen del informe del Comisión de Investigación de la ONU, Ban Ki-moon “saluda el esfuerzo del gobierno de Israel para establecer investigaciones criminales sobre determinados incidentes que ocurrieron durante el conflicto”. No está claro por qué está tan entusiasmado por unas “investigaciones” que, según toda la experiencia anterior, serán una farsa.

[18] Finkelstein, “This Time,” p. 76.

[19] Un corresponsal extranjero en el que se basaron tanto AI como 2014 Gaza Conflict (p. 76n234, p. 91n269, p. 214n496) para sus acusaciones más sensacionalistas contra Hamas era William Booth del Washington Post. El periodismo creativo de Booth ya había podido anteriormente con él cuando fue expulsado temporalmente del Post por plagio (Paul Farhi, “Washington Post to Suspend William Booth over Panama Canal Story” Washington Post (18 de enero de 2013).

[20] “He podido moverme libremente por el hospital y hacer las fotos que quise, y hablar con quien me pareció. Por supuesto, no puedo decir que estuve en cada rincón del hospital, pero por lo que se refiere a lo que vimos tanto yo como [el Dr.] Erik Fosse, ninguno de nosotros hemos visto que sea un centro de mando de Hamas” (palabras del cirujano noruego Mads Gilbert citadas en (http://en.wikipedia.org/wiki/Al-Shifa_Hospital)

[21]Correos electrónicos de los días 15 y 17 de abril de 2015 reenviados por Sara Roy de tres de sus contactos.

[22] Hamas afirmó que la Autoridad Palestina proporcionó a Israel información sobre objetivos que había recopilado por medio de sus agentes en Gaza. Elhanan Miller, “Hamas: PA gave Israel nearly a third of its Gaza targets”, Times of Israel (5 de febrero de 2015).

[23] De los 17 casos documentados en el informe, los más relevantes que mencionan al-Shifa son los siguientes:

1. “Los agentes llevaron a Saleh Swelim a su centro de detención de Jabalia, conocido como centro al-Sisi, y después a la clínica para pacientes externos en el hospital al-Shifa de la ciudad de Gaza, que las fuerzas de Hamas utilizaban para detener e interrogar a sospechosos. M.S., un hermano más pequeño de Saleh Swelim, dijo a Amnistía Internacional que los agentes de la Seguridad Interna también lo detuvieron aquel día y que vio a Saleh Swelim tanto en el centro al-Sisi como en el hospital al-Shifa, y que los agentes de la Seguridad Interna los torturaron a ambos. [Sigue un largo testimonio de M.S. describiendo las torturas, pero acaba con esta nota:] ‘Se nos obligó a confesar a los dos a base de golpes. Permanecimos en el campo de al-Sisi hasta el día siguiente y después nos llevaron al hospital al-Shifa. Allí se nos recibió respetuosamente en la clínica para pacientes externos. No nos golpearon y nos trataron con respeto, especialmente cuando vieron las quemaduras que tenía en el cuerpo y las marcas de los golpes. Me aplicaron pomada en las heridas y me dieron un tratamiento médico’”.

2. “Los tres hombres se llevaron a Ali Da’alsa y a M.D. en un coche Hyundai negro, pero al cabo de unos 10 minutos, durante los cuales le agredieron, los tres dejaron ir a M.D., a quien dejaron cerca de la Universidad abierta al-Quds. Al día siguiente M.D. acudió a la parte del hospital al-Shifa utilizada por la Seguridad Interna para preguntar por Ali Da’alsa. Contó a Amnistía Internacional: ‘Fui a la clínica para pacientes externos del hospital al-Shifa donde la Seguridad Interna tenía una habitación. Llamé a la puerta y nadie contestó. Seguí llamando hasta que por fin llegó [Seguridad Interna]. Me agarraron, me pegaron, me insultaron, me trataron duramente y me golpearon más fuerte’”.

3. “ A.H., de 43 años, miembro de Fatah, activista y ex funcionario de la Autoridad Palestina, dijo a Amnistía Internacional que miembros de las fuerzas de la Seguridad Interna de Hamas lo detuvieron cuando salía de la mezquita en la zona este de la ciudad de Gaza el 17 de agosto de 2014 y lo llevaron a la clínica para pacientes externos del hospital al-Shifa. Allí, afirmó, lo torturaron durante unas dos horas atándole las manos a la espalda, tapándole los ojos y pegándole, incluso con un martillo y tubos de plástico, lo que hizo que se quedara inconsciente varias veces, y lo maltrataron verbalmente antes de preguntarle por sus relaciones con las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina: ‘No eran realmente preguntas, simplemente una sesión de tortura’”.

El segundo de estos testimonios no parece presentar la práctica de la tortura, al menos tal como la definen las organizaciones de derechos humanos, de lo contrario cada soldado israelí que da una paliza a un palestino en Cisjordania sería culpable de tortura, una acusación que, sensatamente, AI nunca ha formulado. Así, solo el tercer testimonio parecería ser una prueba de tortura, pero proviene de un “miembro de Fatah, activista y ex funcionario de la Autoridad Palestina”, que no es forzosamente la más fidedigna de las fuentes.

[24] 2014 Gaza Conflict, párrafo 129.

[25] John R. MacArthur, Second Front: Censorship and propaganda in the 1991 Gulf war (Berkeley: 2004).

 

 

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