La Noche en que se Apagaron las Luces en Georgia

Esa fue la noche en que las luces se apagaron en Georgia

Esa fue la noche que mataron a un inocente

Pues, no encomiendes tu alma a ningún abogado tosco del sur

Porque  el juez del pueblo tiene manchas de sangre en sus manos

–Vicki Lawrence, 1973

Solía pensar que los Estados Unidos de América era un país profundamente religioso;  hasta tal punto que su fundamentalismo teocrático tergiversó su enloquecido programa político.En fin, esta última parte sigue siendo cierta. Pero nadie podría comprometerse en la clase de comportamiento desenfrenado, destructivo y sádico, en la cual nuestra nación está involucrada sin la convicción de que no existe consideración ni consecuencia alguna…en pocas palabras, de que no existe infierno alguno.

Cuando el estado de Georgia asesinó a Troy Davis el miércoles, recibió el repudio y la condena de todo el mundo.  Esta ley de pena de muerte sancionada por el estado también destacó la firme convicciónde evidencia moral que ahora tiene absolutamente sometido a los Estados Unidos de América, incluso ante el mundo que lo considera cada vez más quebrado moralmente.  Pero una sociedad tan estrictamente racista como  Estados Unidos de América es diligentemente resuelta, tal vez paradójicamente (tal vez no)  para negar, hacer caso omiso y desviar la crítica que provocaría alguna duda, no sea que se origine una llaga purulenta de su legado y proceda a la sepsis.

Al igual que un mentiroso acorralado o un ladrón con un cargo de conciencia, los ejecutores honrados deben continuar considerándose como los encargados de defender la justicia, la democracia, los derechos humanos (lo que sea que los buenos muchachos hagan) aun cuando (sin un cuando en particular) sus enloquecidas y horrendas acciones traigan consecuencias desastrosas para aquellos a su alrededor. No es sorprendente, entonces, que Barack Obama creyera inapropiado intervenir en el caso Davis mientras que al mismo tiempo intentaba dañar enérgicamente el esfuerzo por la decisión de Palestina. No se esperaba que él ni cualquiera de las elites políticas pudiera captar la ironía de su desinterés en el asesinato de un hombre negro en Georgia mientras alardeaba ante la ONU sobre la “liberación” de Libia, su tan pregonada y rimbombante retórica vacía además del desdén que dicha retórica demostró hacia el pueblo libio, del cual el sector negro ahora está a merced de violadores racistas de la NTC mientras que Obama y sus aliados mercenarios europeos estrechan sus manos con un interés fingido y ajustan las tuercas a cualquiera que ose oponerse.

Es simplemente imposible escribir un guión con esta clase de ironía. O, como Bart Simpson acertadamente dijo una vez: “La ironía es deliciosa”. Pero, por lo visto, la ironía está muerta,  mientras que los banqueros bandidos (banksters), los estafadores, los mentirosos y los oligarcas que financiaron la elección de Obama  con una cantidad de alrededor de 700 millones de dólares lo saben todo perfectamente.  Y vaya que aprovecharon bien su dinero. ¿Es incluso posible confeccionar una marioneta más perfecta para el trabajo de seguir adelante con el Proyecto para el Nuevo Siglo estadounidense y todas las otras tareas del imperio con las cuales el presidente de los Estados Unidos debe sentirse cómodo con el fin de mantener su trabajo?  Tal como dijo Zippy the Pinhead (tira cómica): “¿¿Es este un sistema??”

En cuanto aGeorgia, no existirá remordimiento ni incertidumbre ni conciencia con respecto a lo que el resto del mundo considere. Adelante a toda máquina. ¿Y por qué debería existir? El Premio por la Paz otorgado por el invento de la familia Nobel, la dinamita (tal vez la ironía murió hace mucho más tiempo de lo que yo pensaba) le proporcionó a Obama carta blanca para perseguir los sueños del imperio sin restricción alguna, vendiendo la antigua solución mágica en nuevas botellas para un público crédulo que tontamente le concedió el beneficio de la duda. Honey, practicante china desesperadamente enamorada de Doonesbury Duke, una vez acudió al mismísimo Henry Kissinger por un consejo que tanto necesitaba.

-¿Cómo podría reconciliar los ideales revolucionarios de su país con los excesos de la Revolución Cultural? Ella se preguntaba.

– Mao hizo lo que debía hacer frente a la amenaza soviética. Para contrarrestar la misma amenaza, yo le aconsejé a Nixon que invadiera Cambodia, ¡que resultó en las muertes de cientos de miles de civiles inocentes! Pero no me ves a mí dando vueltas y vueltas… – Kissinger objeta.

– Para usted es fácil decirlo, Profesor –  recrimina Honey. Usted cuenta con el apoyo del Premio de la Paz.

Cuánto más cambian las cosas….

Y como era de esperar, aquellos líderes a los que se les otorgó un beneficio de la duda sin habérselo ganado son rápidos y sagaces para defraudar como sea necesario, arrojando otro cuerpo real bajo el ómnibus de la duda cuyo tren de aterrizaje  ahora se encuentra atascado con los cuerpos, en sentido figurado, de Jeremah Wright, Jesse Jackson y muchos otros más. Por supuesto,  es exactamente este beneficio de la duda que se le negó a Troy Davis y a tantos otros como él. De hecho, mientras los opresores asesinan, encarcelan, invaden, empobrecen  y arrasan con impunidad y evidencia moral, los Troy Davis del mundo son castigados por no expresar  su incertidumbre lo suficiente, no sea que los  etiqueten con el rótulo más racistas de todos, displicente.

Más que nada, Troy fue asesinado por displicente, por no seguir el juego. La victoria final del sistema por sobre  la población de color (soul) es la obligación a rendirse. La Habitación 101 de Orwell* fue diseñada justamente para hacer eso, para lavar el cerebro y causar daño sicológico que Winston Smith gritó: ‘¡Háganselo  a Julia!’ y al final, por supuesto, amar al Gran Hermano. Troy les negó esta victoria. El día después de que la Suprema Corte finalmente decidiera que no había absolutamente nada inquietante acerca del caso Davis, la Junta de Amnistías de Georgia otorgó clemencia a un hombre blanco quién, en realidad,  asesinó a alguien.  La verdad es que le disparó y lo mató a golpes con una lata de pintura. Pero a diferencia de Davis, quien obstinadamente persiste en su clamor arrogante de inocencia, el blanco demostró remordimiento. Un remordimiento de volver a reformarse, uno que hace llorar, uno cristiano y bueno.  No hay nada más perfecto que una actitud así para una Junta de Libertad Condicional; somos después de todo… ¿no somos acaso, como David Duke y Evan Mecham soñaron,  una Gran Nación Blanca y Cristiana?

Tal vez sea mejor que se tenga algo de claridad, que se definan claramente los colores en esta situación (doble sentido—ayúdenme aquí, gente! Trato de inyectar vida a esta ironía). Mucho del trabajo ya está hecho para nosotros, mientras el capitalismo y el imperio crujen bajo el enorme peso de sus propias contradicciones internas.  El Castillo de Naipes se está desbaratando y la culpa escapa en busca desalidas, tal como lo hicieron en la ONU en “protesta”por el discurso de Ahmedinejad. La presidencia de Obama  está condenada, gracias a Dios, y se lamentará poco. Elimínala no la Corrijas  para parafrasear al senador Yoda alias el Hobbit alias el hombrecito horrible, Joe Lieberman. Tal vez podamos dejar a un lado el Internacionalismo Progresista (lo que aquellos quienes claman ser progresistas apoyan la matanza imperial de iraquíes, paquistaníes, libios, y pronto, sirios e iraníes si es que se salen con la suya) y regresar al buen y antiguo Síndrome obsesivo por el Dominio absoluto de la Bala Encamisada…o cualquiera sea el nuevo rótulo del imperio. Los liberales todavía pueden  ser los idiotas útiles para lo que son tan buenos, pero esta vez de nuestro lado en lugar de estar al servicio del imperio y el capitalismo que nos quita totalmente el aliento.           

Y en segundo plano, podemos seguir el consejo de Troy Davis y las palabras de despedida de Joe Hill y Mother Jones: No lloren, organícense.  Displicencia es todo lo que conocemos,  y no existe momento alguno como el presente para repeler a los poderes que nos inculcan esa incertidumbre paralizadoraal mismo tiempo que no predican para nada con el ejemplo a medida que arrogantemente saquean y toman todo aquello que creen que es suyo por derecho. Esta es una herramienta clásica del imperio, satirizado en la vieja canción revolucionaria irlandesa Dios Bendiga a Inglaterra.  A los niños les gusta por la incoherencia de su estribillo pegadizo: « Whack fol the diddle and the die do day »,pero su verdadero mensaje está en los versos:

“Cuando éramos salvajes, feroces y violentos

 “Ella vino como una madre a su hijo

“Con delicadeza nos alzó del cieno

“Mantuvo nuestras manos lejos del crimen infernal

“¡Y nos envió para suspirar a su ritmo!

Whack fol the diddle and the die do day, »

A medida que el Tercer Mundo despierta y se libera de este apodo parecido a la esclavitud (nunca pudimos en realidad entender qué diablos significaba de todos modos),  se deshace de  pieles igualmente despreciadas de los no desarrollados, de los subdesarrollados, de los desarrollados, de los emergentes y se convierte en el Sur Globalizado. La gente del mundo está cada vez más consciente (seguro que mucho más que los ejemplares estadounidenses) de quién está de su lado y quién no. Los europeos derraman lágrimas de cocodrilo por Troy Davis y chasquean la lengua en señal de desaprobación hacia un Estados Unidos racista y violento, mientras que los pilotos continúan arrojando bombas sobre Libia y donde sea que la agenda imperial dicte el siguiente, ¡trayendola Nueva Democracia de Una Persona, una Bomba a un país musulmán, árabe o africano cerca de ustedes!

Quien sabe, en la próxima entrega sean tal vez tan prolíficos como en Libia, en donde 30000 bombas mataron a 60000 personas, o sea, dos personas por bomba.  Ven, bajo el capitalismo, hasta la democracia se expande en cada trimestre fiscal.

Whack fol the diddle and the die do day…

Texto original en inglés : The Night the Lights Went Out in Georgia When Georgia murdered Troy Davis, it brought condemnation from around the world.



Articles Par : Daniel Patrick Welch

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