La política exterior de EE.UU. y la campaña para desestabilizar la presidencia de Trump

Actualización

Desde que se publicó este artículo (el 5 de enero), los medios de comunicación de Estados Unidos, en conexión con la inteligencia estadounidense, han lanzado otra ola de difamaciones contra el presidente electo, Donald Trump.

La estrategia de propaganda más reciente está en marcha. El objetivo es desestabilizar la presidencia de Trump.

Un « informe de inteligencia » falsa retrata a Trump como un instrumento de Moscú, « apuntalándolo y prestándole apoyo durante por lo menos cinco años ». El informe sugiere que la inteligencia rusa « ha comprometido a Trump » a tal punto que puede ser « chantajeado » a causa de sus « actos sexualmente pervertidos ».

Este misterioso informe de inteligencia publicado por BuzzFeed se ha vuelto viral. Mientras que el documento es reconocido por la inteligencia estadounidense como falso, los medios de comunicación (CNN en particular) están ahora sugiriendo que Trump no solamente está involucrado en un acto de traición (por hacer un llamado a la normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia), sino que también es controlado por el Kremlin, que le está chantajeando llevándolo a la sumisión.

Este pseudo informe de inteligencia emergió en los días siguientes al anuncio del director de Inteligencia Nacional, James Clapper, de que el presunto “hackeo” de Rusia constituye una « amenaza existencial » para Estados Unidos.

Si bien no se han obtenido pruebas de la interferencia de Rusia en las elecciones estadounidenses, los tanques y las tropas estadounidenses ya han sido enviadas a la frontera de Rusia bajo la « Operación Resolución Atlántica » de Obama y la Iniciativa Europea de Reconfirmación (ERI, por sus siglas en ingles) de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Las tropas deben ser desplegadas por completo antes de la toma de posesión de Trump, el 20 de enero. Y los medios de comunicación permanecen en silencio. Los peligros de una guerra total contra Rusia y sus consecuencias devastadoras no son noticia de primera plana.

¿Son estos despliegues de tanques y tropas estadounidenses parte del « acto de sanción » de Obama contra Rusia en respuesta al presunto “hackeo” de Moscú a las elecciones de Estados Unidos?

¿Es este un procedimiento de « vía rápida » por parte del presidente saliente, con el apoyo de la inteligencia estadounidense para crear el caos antes de que comience la administración Trump el 20 de enero?

Mientras que el presunto “hackeo” es casualmente considerado como un « acto de guerra » contra la Patria americana, la « Operación Resolución Atlántica » (que implica un despliegue masivo de tropas y equipo militar en la frontera de Rusia) es catalogada como un « acto de auto-defensa ».

Se trata de una agenda diabólica de política exterior: el presunto hackeo ruso se utiliza como pretexto y justificación para librar una guerra preventiva contra Rusia.

Cuando la guerra se convierte en paz, el mundo se pone de cabeza.

En este artículo describimos una operación coordinada y cuidadosamente planificada para desestabilizar la presidencia de Trump, que incluye varias etapas, tanto antes como después de su inauguración. Lo que está en juego es la postura de Trump en relación a la política exterior de Estados Unidos. La reciente campaña de difamación confirma en gran medida una estrategia de deslegitimación del presidente electo.

Lea detenidamente este artículo: Lo que está en juego es una crisis constitucional sin precedentes, un intento de derrocar a un presidente electo antes de su toma de posesión, o poco después. Hay una lucha de poder que se desarrolla entre dos poderosas facciones corporativas.

Michel Chossudovsky, 11 de enero de 2017

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Introducción

Obama ha acusado oficialmente a Moscú de interferir en las elecciones de Estados Unidos en nombre de Donald Trump. Estas son acusaciones graves. Mientras que el programa de sanciones se dirige contra Rusia, la intención final es socavar la legitimidad del presidente electo, Donald Trump, y su postura en relación a la política exterior estadounidense respecto a Moscú.

Según los medios de comunicación estadounidenses, las sanciones contra Moscú tenían como objetivo « poner tras las rejas al presidente electo Donald J. Trump », ya que Trump « ha puesto en cuestión de forma reiterada » que Putin estuvo involucrado en el supuesto “hackeo” del Comité Nacional Demócrata (DNC, por sus siglas en ingles). En un informe anterior sobre la intromisión del Kremlin, The New York Times (15 de diciembre) describió a Donald Trump como « …un idiota útil »…un presidente estadounidense que no sabe que está siendo usado por una astuta potencia extranjera. (Énfasis añadido)

Pero las acusaciones contra Trump han ido mucho más allá del gastado discurso de « poner tras las rejas ». La verdad tácita vinculada con la orden ejecutiva de Obama es que el castigo estaba dirigido en contra de Trump, en lugar de Putin.

El objetivo no es « poner tras las rejas » al presidente electo por su « desconocimiento del papel de la inteligencia ». Todo lo contrario: la estrategia es deslegitimar a Donald Trump acusándolo de alta traición.

En el desenvolvimiento de los últimos hechos, el director de Inteligencia Nacional, James Clapper, ha « confirmado » que el presunto ciber-ataque ruso constituye una « amenaza existencial a nuestro modo de vida ».

« Si eso constituye o no un acto de guerra [por Rusia contra Estados Unidos] creo que es un pronunciamiento de política muy fuerte que no creo que la comunidad de inteligencia deba hacer », señaló Clapper.

Ese « acto de guerra » no por parte de Rusia, sino contra Rusia, parece haber sido respaldado por el gobierno saliente de Obama: varios miles de tanques y tropas estadounidenses están siendo desplegados a las puertas de Rusia como parte de la “Operación Resolución Atlántica” que Obama dirige contra la Federación Rusa.

¿Son estos despliegues militares parte del « acto de castigo » de Obama contra Rusia en respuesta al presunto “hackeo” de Moscú a las elecciones de Estados Unidos?

¿Se trata de un procedimiento de « vía rápida » por parte del presidente saliente con el apoyo de la inteligencia estadounidense, destinado a crear caos político y social antes del inicio de la administración de Trump el 20 de enero?

Según Donbass DINA News: « Un despliegue militar masivo de Estados Unidos [en la frontera de Rusia] debería estar listo para el 20 de enero ».

La locura política prevalece.

Y la locura podría desencadenar la Tercera Guerra Mundial.

Mientras que la  » verdadera historia » detrás del “hackeo” forma parte de la primera plana de las noticias. Los principales medios de comunicación no cubren [la realidad].

Desestabilizando la presidencia de Trump

La intención final de esta campaña dirigida por los neoconservadores y la facción de los Clinton es desestabilizar la presidencia de Trump.

Antes de las elecciones del 8 de noviembre, el ex secretario de Defensa y el director, Leo Panetta, de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) ya había sugerido que Trump representa una amenaza para la seguridad nacional. Según la revista The Atlantic, Trump es un « candidato moderno manchuriano » que actúa al servicio de los intereses del Kremlin.

Vanity Fair , 1 de Noviembre de 2016

The Atlantic, 8 de Octubre de 2016

Después la votación de los grandes electores (a favor de Trump) y las sanciones de Obama contra Moscú, las acusaciones de traición dirigidas contra Donald Trump han ido en tomando forma y en aumento:

« Un fantasma de traición se cierne sobre Donald Trump. Él ha entrado en conflicto consigo mismo al desestimar una convocatoria bipartidista que busca realizar una investigación del “hackeo” de Rusia al Comité Nacional Demócrata, [tildándola como] un « ridículo » ataque político a la legitimidad de su elección como presidente. « (Boston Globe, 16 de diciembre, énfasis añadido)

« Los liberales están sugiriendo que el presidente electo Donald Trump es culpable de traición después de que el presidente Obama anunció nuevas sanciones contra Rusia y Trump elogió la respuesta de Vladimir Putin frente a las sanciones ». (Daily Caller, 30 de diciembre de 2016, énfasis añadido)

¿Operación coordinada para desestabilizar la presidencia de Trump?

¿Se encuentra Trump « en la cama con el enemigo »?

Se trata de acusaciones graves aparentemente respaldadas por la inteligencia estadounidense que no pueden ser eliminadas.

¿O serán simplemente olvidadas una vez que Trump ingrese a la Casa Blanca? Es poco probable. Son parte de una campaña de propaganda en nombre de poderosos intereses corporativos.

Lo que está en juego equivale a una operación cuidadosamente coordinada para desestabilizar la presidencia de Trump, en buena medida con características diferentes.

El objetivo central de este proyecto dirigido contra Trump es asegurar la continuidad de la agenda de política exterior de los neoconservadores orientada hacia la guerra global y la conquista económica mundial, que ha dominado el panorama político de Estados Unidos desde septiembre de 2001.

Repasemos primero la naturaleza de la postura de la política exterior de los neoconservadores.

Antecedentes de la agenda de política exterior de los neoconservadores

A raíz del 11 de septiembre, dos grandes cambios en la política exterior de Estados Unidos fueron orquestados como parte de la Estrategia de Seguridad Nacional de 2001 (NSS, por sus siglas en ingles).

El primero se refería a la « guerra global contra el terrorismo », contra Al-Qaeda; el segundo cambio introdujo la doctrina de la « guerra defensiva » de tipo preventivo. El objetivo era presentar una « acción militar preventiva » –que significaba la guerra como un acto de « autodefensa »– contra dos categorías de enemigos, « Estados corruptos » y « terroristas islámicos »:

« La guerra contra los terroristas es una empresa global de duración incierta. … Estados Unidos actuará contra tales amenazas emergentes antes de que se formen de manera plena (Estrategia de Seguridad Nacional, Casa Blanca, 2002, http://www.whitehouse.gov/nsc/nss.html

La doctrina de guerra preventiva también incluía el uso preventivo de las armas nucleares como un « primer golpe » (como medio de « auto-defensa ») contra Estados nucleares y no nucleares. Este concepto, de un ataque nuclear preventivo de primer golpe fue firmemente respaldado por Hillary Clinton durante la campaña electoral.

A su vez, la « guerra global contra el terrorismo » lanzada a raíz del 11 de septiembre ha llegado a desempeñar un papel central en la justificación de la intervención militar de Estados Unidos y la OTAN en Oriente Medio “por razones humanitarias” (R2P, ‘Responsibility to Protect’), Incluyendo la instauración de las denominadas « Zonas de vuelo prohibido ». La “guerra global contra el terrorismo” también constituye la piedra angular de la propaganda mediática.

Las dimensiones militares y de inteligencia del proyecto de los neoconservadores están contenidas en El Proyecto para el Nuevo Siglo Americano (PNAC, por sus siglas en inglés), formulado antes de la llegada de George W. Bush a la Casa Blanca. El PNAC plantea además una « revolución en los asuntos militares », que requiere un gasto presupuestario masivo asignado al desarrollo de sistemas avanzados de armamento incluyendo una nueva generación de armas nucleares.

La iniciativa del PNAC fue lanzada por William Kristol y Robert Kagan, cuya esposa, Victoria Nuland, desempeñó un papel decisivo como secretaria de Estado de Clinton en la orquestación del golpe de estado Euromaidán en Ucrania.

El proyecto neoconservador también incluye un menú de « cambio de régimen », « revoluciones de color », sanciones económicas y reformas macroeconómicas dirigidas contra países que no se ajustan a los lineamientos de Washington.

De esta manera, la globalización de la guerra apoya la agenda económica mundial de Wall Street: Los bloques comerciales (negociados secretamente) del Atlántico y el Pacífico (TPP, TTIP, CETA, TISA, etc.), junto con la vigilancia del Fondo Monetario Internacional (FMI)-Banco Mundial-Organización Mundial de Comercio (OMC) son una parte integral de este proyecto hegemónico, íntimamente relacionado con las operaciones militares y de inteligencia estadounidenses.

Formulación del Proyecto para el « Nuevo Siglo Americano »

« El Estado profundo » y el choque de poderosos intereses corporativos

El capitalismo global no es en modo alguno monolítico. Lo que está en juego son las rivalidades fundamentales dentro del “establishment” estadounidense marcadas por el choque entre facciones corporativas en competencia, cada una de las cuales tiene la intención de ejercer control sobre la futura presidencia de Estados Unidos. En este sentido, Trump no está completamente dentro del bolsillo de alguno de los grupos de presión. Como miembro del “establishment”, cuenta con sus propios patrocinadores corporativos y recaudadores de fondos. Su declarada agenda de política exterior, incluyendo su compromiso de revisar la relación de Washington con Moscú, no se ajusta totalmente a los intereses de los contratistas de la defensa, que apoyaron la candidatura de Clinton.

Hay poderosos intereses corporativos de lado de ambas partes, que ahora están confrontándose. También hay alianzas « supra puestas » y « alianzas transversales » dentro del “establishment” corporativo. Lo que estamos presenciando son « rivalidades inter-capitalistas » dentro de las esferas de los bancos, el petróleo y la energía, el complejo militar industrial, etc.

¿Está « fracturado el “Estado profundo” (‘Deep state’)? Estas rivalidades corporativas también se caracterizan por divisiones estratégicas y enfrentamientos dentro de varias agencias del aparato estatal de Estados Unidos, incluyendo la comunidad de inteligencia y el ejército. En este sentido, la CIA está profundamente arraigada en los medios de comunicación corporativa (CNN, NBC, The New York Times, The Washington Post, etc.), promoviendo una intensa campaña de difamación contra Trump y sus presuntos vínculos con Moscú.

Pero también hay una campaña que ejerce de contrapeso dentro de la comunidad de inteligencia contra la facción neoconservadora dominante. En este sentido, el equipo de Trump está contemplando una reestructuración de la CIA (popularmente conocida como proceso “purgatorio”). Según un miembro del equipo de transición de Trump (citado por The Wall Street Journal, 4 de enero de 2017), « La visión del equipo de Trump es que el mundo de la inteligencia [se está] convirtiendo en un mundo completamente politizado (…) Todos ellos necesitan ser echados. El enfoque se centrará en la reestructuración de las agencias y su forma de interacción”. Este proyecto también afectaría a los agentes de la CIA responsables de la propaganda integrada en los principales medios de comunicación. Esto, inevitablemente crearía profundas divisiones y conflictos dentro del aparato de inteligencia estadounidense, lo que potencialmente podría afectar negativamente a la presidencia de Trump. Lo cierto es que es poco probable que la administración Trump pueda socavar las estructuras internas de los cuerpos de inteligencia de Estados Unidos y la propaganda de los medios de comunicación patrocinada por la CIA.

¿Existe continuidad en la política exterior de Estados Unidos?

Elaborado a finales de la década de 1940 por el funcionario del Departamento de Estado, George F. Kennan, la « Doctrina Truman » establece los fundamentos ideológicos del proyecto hegemónico de la posguerra en Estados Unidos. Lo que revelan estos documentos del Departamento de Estado es la continuidad de la política exterior norteamericana desde la « contención » a lo largo de la Guerra Fría, hasta la doctrina de la « guerra preventiva » de hoy.

En este sentido, el proyecto de los neoconservadores para el Nuevo Siglo Americano (citado anteriormente) para la conquista mundial debe ser visto como la culminación de una agenda de posguerra de hegemonía militar y dominación económica global formulada por el Departamento de Estado en 1948 al principio de la Guerra Fría.

Cabe destacar que las sucesivas administraciones demócratas y republicanas, de Harry Truman a George W. Bush y Barack Obama, han estado involucradas en llevar adelante este modelo hegemónico de dominación en escala global, que el Pentágono denomina la « guerra larga ».

En este sentido, los neoconservadores han seguido los pasos de la « Doctrina Truman ». A finales de la década de 1940, George F. Kennan, llamó a construir una alianza anglo-americana de dominación basada en « buenas relaciones entre nuestro país y el Imperio Británico ». En el mundo de hoy, esta alianza caracteriza en gran medida el eje militar entre Washington y Londres, que desempeña un rol dominante dentro de la OTAN en detrimento de los aliados europeos (continentales) de Washington. También incluye Canadá y Australia y otros socios estratégicos clave.

Kennan subrayó la importancia de impedir el desarrollo de potencias continentales europeas (por ejemplo, Alemania, Francia e Italia) que podrían competir con el eje angloamericano. El objetivo durante la Guerra Fría fue impedir que Europa estableciera vínculos tanto políticos como económicos con Rusia. A su vez, la OTAN en gran parte dominada por Estados Unidos, ha impedido que Alemania y Francia desempeñaran un papel estratégico en los asuntos mundiales.

Realineamientos de la política exterior de Trump

Es muy improbable que una administración Trump se aparte de la columna vertebral de la política exterior de Estados Unidos.

Sin embargo, mientras que el equipo de Trump está comprometido con una agenda de derecha socialmente regresiva y racista en el frente interno, ciertos reajustes de la política exterior son posibles, incluyendo un relajamiento de las sanciones contra Rusia, situación que podría tener un impacto significativo en los contratos multimillonarios del complejo militar industrial. Esto en sí mismo sería un logro fundamental que podría contribuir a un período de Detente en las relaciones Este-Oeste.

Por otra parte, mientras que Trump ha armado un gabinete de generales, banqueros y ejecutivos petroleros de derecha, ajustado en gran medida a la columna vertebral del Partido Republicano, se ha roto la « entente cordiale » bipartidista entre demócratas y republicanos. Mientras tanto, hay voces poderosas dentro del Partido Republicano que apoyan la « facción anti-Trump ».

Sin embargo, las divisiones entre estas dos facciones competidoras son notables. En lo que respecta a la política exterior de Estados Unidos, pertenecen en gran medida a las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Rusia, que han sido comprometidas por la administración Obama, así como a la actual agenda militar estadounidense en Siria e Irak. También influyen en la Unión Europea, que ha sido afectada por las sanciones económicas de Obama contra Rusia.

Las sanciones han dado lugar a una dramática disminución del comercio y la inversión de la Unión Europea con la Federación de Rusia. De acuerdo con la « Doctrina Truman » discutida anteriormente, la política exterior estadounidense bajo los neoconservadores, particularmente desde la invasión de 2003 a Irak, había tratado de desmantelar la alianza franco-alemana y debilitar a la Unión Europea.

Cabe enfatizar que en relación a los recientes sucesos en Ucrania y Europa del este, George F. Kennan apuntó explícitamente, en su escrito de 1948 del Departamento de Estado, hacia « una política de contención de Alemania, dentro de Europa occidental« . Lo que las observaciones de Kennan sugieren es que los Estados Unidos deben apoyar un proyecto europeo sólo en la medida en que apoye los intereses hegemónicos estadounidenses. Y eso es precisamente lo que los neoconservadores han logrado bajo los gobiernos de Bush y Obama:

« Hoy tanto François Hollande como Angela Merkel están tomando sus órdenes directamente desde Washington. La invasión de Irak en 2003 fue un punto de inflexión. La elección de líderes políticos pro-estadounidenses (el presidente Sarkozy en Francia y la canciller Angela Merkel en Alemania) condujo a un debilitamiento de la soberanía nacional, lo que llevó a la desaparición de la alianza franco-alemana. » (Michel Chossudovsky, America’s Blueprint for Global Domination: From “Containment” to “Pre-emptive War”, Global Research, 2014)

El factor más importante para el futuro es si este realineamiento bajo la administración de Trump limitará el despliegue de las tropas de la OTAN y el equipo militar en Europa del Este a las puertas de Rusia, ¿Contribuirá al desarme nuclear?

Mientras que la agenda de política exterior de Trump ha sido el blanco de la « política sucia » de la facción de los Clinton, la administración entrante tiene poderosos patrocinadores corporativos que sin duda desafiarán a los neoconservadores incluyendo a aquellos que operan dentro de los grupos de inteligencia. Vale la pena señalar que Trump también cuenta con el apoyo a favor de Israel así como de la inteligencia israelí. Apenas en diciembre, el jefe del Mossad se reunió con el equipo Trump en Washington.

La línea del tiempo del proyecto de desestabilización

Al principio, antes de las elecciones del 8 de noviembre, el proyecto de sabotear y desestabilizar la presidencia de Trump consistió en una serie de varios procesos coordinados e interrelacionados, algunos de los cuales están en curso, mientras que otros ya han sido concluidos (o bien ya no son relevantes):

  • La campaña de difamación de los medios de comunicación contra Trump, que ha tomado una nueva inclinación a raíz de las elecciones del 8 de noviembre (en curso);
  • El movimiento de protesta anti-Trump dirigido desde Estados Unidos, en coordinación con la cobertura de los medios de comunicación, con el objetivo de sabotear (en curso);
  • El recuento de votos en tres estados. (ya no es relevante);
  • La aprobación de H.R 6393: Ley de autorización de inteligencia para el año fiscal 2017, que incluye una sección dirigida contra los llamados « medios independientes a favor de Moscú », en respuesta a la supuesta interferencia de Moscú en las elecciones estadounidenses en apoyo a Donald Trump;
  • El voto del Colegio Electoral el 19 de diciembre (ya no es relevante);
  • La petición iniciada por la senadora de California Barbara Boxers en el portal Change.org referente al voto electoral de la Universidad (ya no es relevante);
  • La intención de la campaña « sabotaje » para la interrupción de la ceremonia presidencial de inauguración del 20 de enero de 2017;
  • Ya se contempla la posibilidad de un procedimiento de destitución durante el primer año de su mandato

El eslogan es « interrumpir ». El objetivo es « sabotear »

En paralelo, el sitio web Disruptj20.org está solicitando el sabotaje de la inauguración presidencial de Donald Trump el 20 de enero de 2017:

#DisruptJ20 es apoyado por el trabajo del Comité de Bienvenida DC, un colectivo de activistas locales experimentados y sepultureros desempleados que actúan con apoyo el plano nacional. Están construyendo el marco necesario para las protestas masivas para bloquear la inauguración presidencial de Donald Trump y la planificación de acciones directas generalizadas para que eso ocurra. Para conseguirlo, también ofrecen servicios de alojamiento, comida e incluso asistencia legal, a cualquier persona que quiera unirse a ellos.

¿Cuáles serán las posibles consecuencias?

La campaña de propaganda junto con los otros componentes de esta operación (movimiento de protesta, peticiones contra Trump, etc.) se utilizan como un instrumento para desacreditar a un presidente electo.

Esta campaña de propaganda mediática contra un presidente entrante no tiene precedentes en la historia de Estados Unidos. A pesar de que los medios de comunicación masiva critican rutinariamente a los políticos que ocupan puestos de alto nivel, incluyendo al presidente de Estados Unidos, la narrativa de los medios de comunicación en este caso es radicalmente diferente. El presidente entrante es el blanco de una campaña de difamación organizada desde los medios de comunicación que no disminuirá tras el arribo de Trump a la Casa Blanca.

Al mismo tiempo, un movimiento de protesta dirigido y coordinado contra Trump ha estado en curso desde el 8 de noviembre. De hecho, comenzó la noche del 8 de noviembre antes del anuncio de los resultados de las elecciones. Las protestas guardan todas las apariencias de una « revolución de color » estilo op.

Los medios de comunicación también proporcionan una cobertura parcial del movimiento de protesta. Los organizadores y reclutadores están sirviendo a los intereses de grupos de presión corporativos de gran alcance incluyendo a los contratistas del sector de la defensa. No sirven a los intereses del pueblo estadounidense

Es poco probable que estas diversas iniciativas, incluida la campaña de sabotaje, tengan un impacto considerable en la inauguración presidencial de Trump. Nuestra evaluación sugiere, no obstante, que el presidente electo llegará a la Casa Blanca en medio de un ambiente plagado de polémica.

La destitución es el « tema controversial »

La campaña de propaganda continuará luego de la inauguración presidencial de Trump, insistiendo en las acusaciones de traición. El proceso de destitución de Donald Trump ya se ha contemplado, incluso antes de su arribo a la presidencia. En palabras de The Huffington Post (1 de enero de 2017):

« Sólo hay una forma constitucional de eliminar a un presidente, y es a través de la destitución.

Lo que se necesita es una consulta ciudadana de destitución, comenzando el primer día de Trump en el cargo.

La consulta debe mantener un expediente en ejecución y enviar actualizaciones al menos una vez por semana al Comité Judicial de la Cámara. No faltarán pruebas ».

El sitio Change.org, que está detrás de la organización del movimiento de protesta, ya ha lanzado una petición para destituir a Trump.

Campaña promovida por el sitio web Change.org

Boston Globe, 16 de Diciembre de 2016

The Huffington Post, 26 de Diciembre de 2016

Los ciudadanos estadounidenses son las víctimas sin voz: La necesidad de un auténtico movimiento de masas

De esta forma, el pueblo estadounidense es la víctima sin voz de este enfrentamiento entre facciones capitalistas rivales. Ambas facciones están sirviendo a los intereses de las élites en detrimento del electorado estadounidense.

A su vez, una verdadera oposición popular que cuestione de raíz la agenda racista de derecha de la política social de Trump ha sido « secuestrada » por un movimiento de protesta dirigido, financiado y controlado por poderosos intereses económicos. Los organizadores de este movimiento están actuando a favor de poderosos intereses de la élite. La gente es engañada. Lo que se requiere en los próximos meses es el desarrollo de movimientos sociales « reales » en contra de la nueva administración de Trump con respecto a temas sociales y económicos de la más amplia diversidad: derechos civiles, salud, creación de empleo, medio ambiente, gastos de defensa, inmigración, etc.

Por lo tanto, los movimientos de base independientes deben tomar distancia de las protestas respaldadas y financiadas (directa o indirectamente) por intereses corporativos. Esta no es una tarea fácil. El financiamiento y la « fabricación del disenso », la manipulación de los movimientos sociales, etc., están firmemente arraigados.

Irónicamente, el neoliberalismo financia el activismo dirigido contra el neoliberalismo. La « disconformidad manufacturada » se caracteriza por un entorno manipulador, un proceso de torsión de brazos y una sutil cooptación de individuos dentro de organizaciones progresistas, incluyendo coaliciones contra la guerra, ambientalistas y el movimiento anti-globalización. « La cooptación no se limita a comprar los favores de los políticos. Las élites económicas –que controlan las grandes corporaciones– también supervisan el financiamiento de numerosas organizaciones no gubernamentales (ONG) y organizaciones de la sociedad civil que han estado históricamente involucradas en los movimientos de protesta contra el orden económico y social establecido « (Michel Chossudovsky, Global Research, 20 de septiembre de 2010).

¿Se está dirigiendo Estados Unidos hacia una profunda crisis constitucional?

En esta etapa es difícil predecir lo que sucederá bajo la administración gubernamental de Trump. Lo que parece muy claro, sin embargo, es que Estados Unidos se está dirigiendo hacia una crisis política profundamente arraigada, con importantes ramificaciones sociales, económicas y geopolíticas.

¿Se tenderá (en algún momento futuro) hacia la adopción de la ley marcial y la suspensión del gobierno constitucional?

Nota: Este artículo se basa en parte en textos anteriores escritos por el autor relacionados con las elecciones en Estados Unidos.

Actualizado el 5 de enero de 2017.

Artículo original en inglés:

Trump-and-Putin1

U.S. Foreign Policy and the Campaign to Destabilize the Trump Presidency, publicado el 4 de enero de 2017.

Traducido para el Centro de Investigación sobre la Globalización (Global Research) por Ariel Noyola Rodríguez.



Articles Par : Prof Michel Chossudovsky

A propos :

Michel Chossudovsky is an award-winning author, Professor of Economics (emeritus) at the University of Ottawa, Founder and Director of the Centre for Research on Globalization (CRG), Montreal, Editor of Global Research.  He has taught as visiting professor in Western Europe, Southeast Asia, the Pacific and Latin America. He has served as economic adviser to governments of developing countries and has acted as a consultant for several international organizations. He is the author of eleven books including The Globalization of Poverty and The New World Order (2003), America’s “War on Terrorism” (2005), The Global Economic Crisis, The Great Depression of the Twenty-first Century (2009) (Editor), Towards a World War III Scenario: The Dangers of Nuclear War (2011), The Globalization of War, America's Long War against Humanity (2015). He is a contributor to the Encyclopaedia Britannica.  His writings have been published in more than twenty languages. In 2014, he was awarded the Gold Medal for Merit of the Republic of Serbia for his writings on NATO's war of aggression against Yugoslavia. He can be reached at [email protected] Michel Chossudovsky est un auteur primé, professeur d’économie (émérite) à l’Université d’Ottawa, fondateur et directeur du Centre de recherche sur la mondialisation (CRM) de Montréal, rédacteur en chef de Global Research.

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